Para quien no conozca el conflicto entre el pueblo vasco y el estado español, haré un resumen (quizás demasiado breve) de su historia, para luego hacer una serie de valoraciones desde una óptica de izquierdas e internacionalista (escribo desde Castilla, otra nación del estado español). El país vasco, Euskadi, se sitúa en el norte del estado español y al sur del estado francés. Posee una lengua anterior al latín, que se mantiene viva pese a las prohibiciones que los fascistas han instaurado acerca de su uso y enseñanza en distintos momentos históricos. Sus habitantes eran campesinos aldeanos hasta finales del siglo pasado, en el que se descubrieron importantes yacimientos minerales y se industrializaron sus principales capitales. Aún hoy, empero, puede decirse que Euskadi es una tierra rural, aunque industrializada y con fuertes lobbies económicos (BBVA, por ejemplo, un gran banco que está expoliando actualmente América Latina). Pero, volviendo a finales de siglo pasado, con la industrialización el pueblo vasco se volvió proletario. Su conciencia de clase se desarrolló ampliamente. Como fuerzas políticas estaban el PNV (de derechas y nacionalista, aunque luchaba por derechos para el pueblo vasco como la exención del servicio militar) y el Partido Comunista de España (a partir del año 1922) que en aquella época era la vanguardia del proletariado. Ya en esta época (finales del siglo XIX) estallan las guerras carlistas, en la que los vascos, luchando por sus fueros (derechos colectivos, como licencias de comercio, idioma, costumbres, exención del servicio militar) apoyan al candidato don Carlos a la monarquía española, más proclive a respetar sus derechos que los Borbones. En 1936 llega la guerra civil tras el golpe de estado militar fascista de Franco. El ejército era utilizado frecuentemente por la derecha para hacer retroceder las luchas y conquistas obreras, y siempre había mirado a Euskadi porque no se plegaba a la cultura fascista que querían imponer los políticos españoles de derechas (religión, militarismo, sindicalismo vertical) y porque era una de las zonas del estado español con mayor conciencia de clase. La guerra civil acaba y tanto el PNV como el PCE son perseguidos y desmembrados por su lucha contra Franco. La represión del franquismo es mayor aún que en el resto del estado español : se prohíbe la enseñanza y uso del euskera (el idioma de los vascos), se hacen llegar colonos de otras naciones del estado español, se desvincula a trabajadores castellanos y extremeños de su tierra y se les lleva a inmundos barracones para que se desarrolle un sentimiento no vasco en lo nacional y hacer perder fuerza a los obreros en lucha por su identidad nacional, se prohíben las banderas nacionales vascas (ikurriñas), se masacra a los huelguistas... En ese contexto surge ETA. Es una organización socialista que reclama la independencia del pueblo vasco y ataca al poder (empresarios, militares, policías torturadores, funcionarios del régimen...). ETA considera que el PNV no lleva a cabo una lucha efectiva contra el estado español y que es enemiga de clase de los trabajadores vascos. Por su parte, el PCE está desorganizado y no puede plantearse como oposición al franquismo. Como es lógico, ETA gana las simpatías de buena parte de los trabajadores vascos y de toda la izquierda antifranquista del estado, máxime cuando consigue matar al heredero de Franco, Carrero Blanco, asestando un golpe al franquismo del que no pudo reponerse. En esos momentos ETA no es sólo una organización militar. Tiene varios frentes : sindical, cultural, social... Tras la transición a la "democracia" (en la que antiguos franquistas siguen en el poder y no se considera el derecho de autodeterminación, aunque sí el respeto a la lengua vasca y algunas garantías de la democracia burguesa), hay un debate dentro de ETA. Seguir con lo militar o no. Algunos se escinden. Desde ese momento (alrededor de 1980), ETA pasa a llamarse ETA militar y sólo desarrolla la lucha armada. Paralelamente, aunque desde luego no al margen, nace Batasuna. Es un partido político que reclama el derecho de autodeterminación del pueblo vasco y un sistema socialista basado en la democracia interna y asociativa. No acata la Constitución, apoya a ETA en público en sus inicios y consigue crear y aglutinar cientos de asociaciones sindicales, ecologistas, feministas y culturales de ámbito local y vasco. Lucha en la calle y desde las instituciones contra el sistema. Por aquel entonces (1988), ETA comete un terrible error. Coloca una bomba en un gran supermercado de Barcelona (Cataluña, donde la lucha vasca tenía muchas simpatías) y avisa al centro comercial. El propietario no quiere alarmar a sus clientes para no perder ventas y se lo toma a broma. Hay más de 15 muertos y decenas de heridos. ETA reconoce su error en un comunicado pero no renuncia a su lucha armada. Hay que destacar que ningún medio de comunicación español era mínimamente objetivo para con ETA y Batasuna, pero desde entonces el sensacionalismo y los métodos goebbelianos se utilizan de modo habitual para criticar a ambas organizaciones. Batasuna no condenó el atentado (práctica habitual en todos los demás partidos políticos). Actualmente sigue sin haber condenado ninguno de ellos, sin duda porque hay miles de vascos que creen firmemente que ETA, aunque no así, debe seguir su lucha armada. Y llegamos a 1996. El Partido Popular (la derecha del estado español, en el que antiguos dirigentes del régimen franquista siguen moviendo los hilos) llega al poder. ETA declara una tregua dos años después, que dura un año. Exige la vuelta de los presos a las cárceles del país vasco (se encuentran dispersados por todo el estado) y el reconocimiento del derecho de autodeterminación del pueblo vasco. Negocia con el gobierno, pero éste se muestra rígido en público y con sus mensajeros. Sorprendentemente, la policía española detiene a los interlocutores de ETA. ETA avisa en un comunicado de que ha roto la tregua y dos meses después realiza otra acción armada, con bomba, contra la guardia civil. La dinámica acción-reacción no ha terminado. Las torturas y la persecución a centenares de jóvenes activistas vascos sigue. Las acciones armadas de ETA contra cargos del PP y del PSOE también. Y el Partido Popular y el PSOE, hartos de la oposición firme de Batasuna y toda la izquierda nacionalista vasca, promulgan la Ley de Partidos Políticos. En un principio, el PP quería ilegalizar a todos los partidos que no acataran la constitución y promovieran la confrontación social (tan necesaria para plantar cara a la burguesía a la que representan). Pero fue un escándalo y al final han decidido ilegalizar a todos los partidos que no condenen tajantemente los atentados (se persigue incluso el silencio), que promuevan la violencia y que sistemáticamente realicen prácticas de desobediencia civil. Esta ley está hecha a medida para Batasuna, y el PP y el PSOE lo dicen públicamente. Y entonces ETA comete otro terrible error. Hace explotar una bomba en un cuartel de la guardia civil y mata a un trabajador y a una niña. Batasuna, por no incumplir su práctica, no condena el atentado. Y el PP y el PSOE preparan una lista con más de 1000 supuestas pruebas por las cuales Batasuna debe ilegalizarse. En el país vasco esta medida se encuentra con un gran rechazo. Pero no así en el resto del estado. Los trabajadores que no son vascos, llevados por las mentiras y manipulaciones de los medios de comunicación, no conocen en absoluto el proyecto de Batasuna. Los portavoces del PP y el PSOE se atreven a decir que Batasuna defiende un proyecto totalitario (cuando es el más democrático que se ha planteado para el pueblo vasco) y la gente, guiada por los medios de comunicación, lo creen. Esto, más las muertes que ETA ha causado por error entre los trabajadores, han traído la confusión en todo el estado. De todas formas, la respuesta popular en el país vasco ha sido enorme. Manifestaciones multitudinarias (aunque, debido a los errores de ETA no tanto como antaño), enfrentamientos con la policía para evitar el cierre de sus sedes, firma de manifiestos... Tal como lo vemos nosotros, Batasuna, pese a estar en la clandestinidad, no se acabará ahora. Tiene el apoyo (incluso electoral) del 10-15 % de la población (pese a los errores de ETA) y una militancia comprometida por completo. Pero el fascismo español se extiende por el resto del estado. El miedo al terrorismo contagia a todos los trabajadores, que creen justificada la ilegalización de Batasuna, y hace que los demás partidos revolucionarios, nacionalistas y antisistema estemos en peligro. Cualquiera de los partidos políticos que nos oponemos al estado español y al capitalismo podemos ser ilegalizados tarde o temprano, bajo cualquier pretexto. La Europa del capital sigue eliminando a la disidencia.