Quito, agosto 22 del 2001. Señor doctor Gustavo Noboa Bejarano, Presidente de la República del Ecuador Ciudad De nuestras consideraciones: Quienes suscribimos la presente comunicación, dirigentes de organizaciones de derechos humanos, gremiales, sociales, políticas y de la sociedad civil en general, de la República del Ecuador, acudimos ante su autoridad para del modo más respetuoso y firme exponer y solicitar: 1. Nuestra actividad, como es conocida por la ciudadanía, siempre ha sido pública, abierta, legal e inscrita en los principios de la Constitución Política de la República y de la legislación internacional. Hemos participado desde hace muchos años atrás en el marco del derecho positivo ecuatoriano, pregonando y precautelando la vigencia de los derechos humanos y una auténtica democracia, donde se respete la integridad física, psicológica y moral de los ciudadanos, y se protejan los derechos sociales, económicos y culturales de todos los ciudadanos de nuestra nación. 2. Hemos trabajado décadas y lustros en esta línea indeclinable de solidaridad social y no habíamos tenido hasta hoy problema alguno -en cuanto a recibir permanentes amenazas de muerte-, en ningún gobierno durante los veinte y dos años de retorno democrático. Sin embargo, a raíz que hemos expresado de manera pública nuestra profunda discrepancia con la política oficial -impulsada por su Gobierno- de involucrar al Ecuador, en forma progresivamente comprometedora, en el conflicto interno de Colombia, arriesgando la integridad de nuestros soldados y jóvenes que se los está reclutando para el servicio militar (para que actúen en una estrategia militarista impulsada por transnacionales que favorece intereses extraños a los del pueblo del Ecuador), así como al expresar nuestro criterio de disconformidad con la subordinación incomprensible de nuestra soberanía nacional a esos intereses antinacionales, al extremo de convertir a parte de nuestro país en base de tropas militares norteamericanas; hemos sido víctimas de todo tipo de amenazas en comunicaciones anónimas, llamadas telefónicas, y hasta visitas en algunos casos, de quienes dicen identificarse con su política interna y externa, sobre todo con la entrega de la soberanía nacional del Ecuador al control de los EE. UU.; las últimas de las cuales se esconden bajo la nominación de una supuesta \"Legión Blanca\" y donde proclaman, en forma explícita y precisa, su absoluta identidad política con su gestión gubernamental. 3. Si partimos de que lo único que se ha ampliado en nuestras actividades de defensa de los derechos humanos, sociales y nacionales, es la oposición fundamentada y razonada a una política oficial perniciosa y costosa humana y económicamente para nuestra Patria, resulta obvio que las respuestas y amenazas provienen de dichos sectores que se creen lastimados por nuestra conducta inclaudicable de exigir la vigencia plena y absoluta de los derechos humanos, prescripción que consta en el Art. 3, num. 2, de la Carta Magna, como deber primordial del Estado, así como en los Arts. 16, 17, 23, 163, 272 y 273 del mismo cuerpo legal. 4. En tal virtud y por considerar que esta política de Estado subordinada a intereses ajenos al país, es la causa central y antecedente único para las amenazas a nuestras vidas e integridad, RESPONSABILIZAMOS de lo que nos pudiese acontecer, a los principales gestores de esta situación cuya crítica tanto molesta: es decir, a Usted señor Presidente de la República; al ministro de Relaciones Exteriores -Dr. Heinz Moeller Freire- propulsor incondicional de esta política antisoberana y que la considera preludio indispensable para su aspiración a la Secretaría General de la OEA con el apoyo de sus beneficiarios; al ministro de Gobierno -Dr. Juan Manrique Martínez-, y al ministro de Defensa -Alm. Hugo Unda Aguirre-, responsables mayores de esta política de \"seguridad\" interna, y quienes, de acuerdo a la Constitución y leyes vigentes, deben garantizar la vida e integridad de sus ciudadanos en forma independiente a su forma de pensar, pero que en los hechos, con su notoria inacción y complaciente tolerancia, alientan o se identifican con dichos métodos inaceptables en una sociedad civilizada -donde no se puede combatir las opiniones asesinando a los que discrepan-, y que en otros países fueron el antecedente de cruentos conflictos. Y, más aún, precisamos las responsabilidades cuando el ministro de Gobierno, en reunión con organismos de DDHH ocurrida el 14 de agosto, dice no descartar que tras la llamada Legión Blanca estén Organismos de Seguridad del Estado, admitiendo su existencia pero sugiriendo que nada puede hacerse hasta el momento para impedir que funcione el supuesto grupo paramilitar que actúa al margen de la ley. ¡A confesión de parte relevo de prueba! 5. Responsabilizamos del mismo modo a todas las autoridades indicadas, de lo que pudiese acontecer a cualquier ciudadano -o familiar- opositor a esa política, pues resulta previsible colegir que ese ente amenazador no sería sino una disimulada instancia surgida a la sombra del Poder, molesto con quienes observan sus procedimientos contrarios al interés nacional y de franco favorecimiento a las multinacionales de la guerra, del petróleo y de los químicos de fumigación, que están tras el llamado Plan Colombia. Y advertimos que, de no develarse de modo temprano la identidad de estos grupos de potenciales homicidas -lo que decimos al tenor de sus amenazas-, deberá entenderse que su régimen y las autoridades de los Organismos de Seguridad del Estado y de la Comunidad de Inteligencia los protegen y resguardan en el anonimato con su inacción indisimulada y complaciente. 6. Copia de esta comunicación enviamos a todos los organismos de derechos humanos, sindicales, gremiales y populares del mundo, a las iglesias y universidades de toda orientación, organismos internacionales, medios de prensa y agencias de comunicación, con quienes guardamos relaciones desde hace varios años atrás en todos los continentes, de tal modo que dispongan de antemano de los nombres de los propiciadores -por acción o inacción- de estas conductas censurables por toda persona civilizada. A la comunidad internacional y organizaciones del mundo, como a Ud. señor Presidente y a las autoridades citadas, no les será desconocido el hecho irrefutable, detectado en la reciente y actual historia de América Latina, que en todos los casos de aparecimiento y acciones criminales de \"escuadrones de la muerte\" o \"grupos paramilitares\" (Colombia, Guatemala, Honduras, El Salvador, Brasil, Argentina, etc.), se ha comprobado la existencia de relaciones orgánicas, estrategias planificadas y jerarquías de orden con los organismos de Seguridad de esos mismos Estados. 7. De conformidad con lo establecido en el Art. 12 del Código Penal vigente, que determina que \"No impedir un acontecimiento, cuando se tiene la obligación jurídica de impedirlo, equivale a ocasionarlo\", convocamos a Ud. y a su Gobierno que cumpla, según el solemne juramento expresado al asumir sus funciones, con lo estipulado en la Constitución Política en sus Arts. 120, 97, 272 y 273. No escapará a su ilustrado criterio que la legislación internacional en materia de DDHH y la actual judicialización universal de delitos de lesa humanidad y violaciones de DDHH en boga, impiden a los gobernantes y los Estados justificar su inacción ante esos grupos y la desprotección estatal de sus ciudadanos, pues la omisión se convierte, hoy o mañana, independientemente del tiempo y del cese de funciones de un gobernante o funcionarios de Seguridad del Estado, en causal de procesamiento. 8. Finalmente recordamos que el Art. 163 de nuestra Carta Magna señala que los convenios internacionales prevalecerán sobre las leyes nacionales, y que uno de los instrumentos que instamos a su autoridad a cumplirlo es la Declaración Universal de los Derechos Humanos, emitido por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948, y del cual el Ecuador es país signatario, en el que se garantiza la vida e integridad de todos los seres humanos. C.c.: Secretaría General de ONU, Alta Comisionada de DDHH de ONU, Sistema de NNUU en Ecuador, OEA-Ecuador, CIDH-OEA, Organismos Internacionales de DDHH, Cuerpo Diplomático acreditado en el país, Ministros de: Gobierno, Defensa y RREE, Ex-Presidentes de la República, Personalidades, Comisión Ad-Hoc para la aprobación de la Corte Penal Internacional, Organismos de Seguridad del Estado, Agencias de Prensa Internacional, Medios de Comunicación, Organizaciones del país y el mundo. Del señor Presidente de la República, - Raúl Pérez Torres, Presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, escritor - Alexis Ponce, defensor de DDHH - Hna. Elsie Monge, defensora de DDHH - Pablo de la Vega, defensor de DDHH - Jhonny Jiménez, defensor de DDHH - Patricio Benalcázar, defensor de DDHH - Manuel Salgado, dirigente político, ex- Vicepresidente del Congreso Nacional - Ciro Guzmán, dirigente político - Germán Rodas, dirigente político - Luis Villacís, dirigente popular - Oswaldo Palacios, dirigente político